Monday, December 25, 2006

CAMBIO DE ESCRITURA Nº2

Comienzo a andar sin rumbo, observando a la gente con la que me voy cruzando, sus caras. Lúgubremente soñadoras. No encontraba ninguna semejanza en ellas con la mía. Humanidad perdida que se está buscando. Ni siquiera en el blanco de los ojos, hasta la nieve al caer y ser pisada se mancha. Tonalidades divergentes de un mismo color/realidad/verdad. 1,2,3 ¿dónde voy, a dónde ir en qué ir cómo ir? Un pie delante del otro, sucesivamente creando movimiento. Inercia hasta mi casa. MI adjetivo posesivo. Mí casa, pronombre posesivo, la casa de otro que ya no va a seguir dejando que sea mí casa. Es la casa de otro. No es nada mío, no te engañes. Posesión, agua entre las manos, ¿se podrá retener el océano en ellas? Por ahora sigue siendo mía y se encuentra allí mi descanso, reposo merecido después de las tribulaciones que acosan fustigando (corre, corre). ¿Pero qué nos merecemos?El siempre iba y venía sin encontrar nunca nada de lo que buscaba continuamente, tan sólo contingencias y pesares. De un lado a otro como una hormiguita con sus antenas vibrando y oscilando, llegando de este modo a casa, vibrando y oscilando, de un lado a otro, nervioso y sudando y cansado. La vida tiene muchos días, horas, minutos, segundos que se van enganchando continuamente para escribir historias. Historias personales, individuales, gente con las que nos cruzamos todos los días que nadie conoce, que no conocemos, que no nos conoce porque ni tan siquiera nosotros mismos nos conocemos. Caras. Como un chico que se sentó en una silla y respiró hondo, exhalando después el aire para que escapara de la celda de su cuerpo sin haber podido llevarse consigo ninguna de las penas que lo afligían después de un día largo, un día duro. Dios donde se han ido quedando en el fondo todos los posos. Huevón, vaya día ¿eh? Desahucio. 9 letras. Miró de soslayo la habitación, su no habitación y le pareció que el tiempo se coagulaba en las paredes. Sonrió: torcida sonrisa en una mueca de resignación pensando que el tiempo todo lo cura pero que no podía ser posible si el suyo se le estaba coagulando en las paredes. ¿Y una mujer? ¿Cuántos días habían pasado sin llamarlo? Mujer, amor forjado en las fraguas del deseo y la desesperación de almas enredadas en la piel y la carne, en las venas, en el deseo del otro envolviéndose en espirales que emanan del abismo como lengüetazos de fuego. ¿Qué pasó? ¿También lo abandonaba como lo había hecho la suerte? 2+2 igual a 4, Lo que sí había recibido con un chillido del teléfono era la llamada de un amigo pidiéndole dinero. A él, irónico.P ensó en la botella de vino que aún le quedaba en la alacena, con sus huellas dactilares de tanto manosearla y que todavía no había abierto aguardando tiempos mejores; sólo la había contemplado respetuosamente cual doncella que esperara su momento sin atreverse a destapar su virtud de corcho.
Esta noche. Había que escribir, tenía que escribir. Para no volverse loco, escribir para sentir que existía algo más allá de aquel plano espacio tiempo que lo ceñía sin escrúpulos, lleno de palabras de amor sin sentido, escribir, escribir, dejar, dejar, cambiar, cambiar, palabras que nunca llegaron a destino, que no marcaron trascendencia en nada, estupidez si soy un ser lleno de demencia aun así no se anclaron en ninguna parte, no las recordaras, estupidez...

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